TRATANDO DE SENTIR COMO VINCENT VAN GOGH
En la noche estrellada, mi alma es un laberinto de sombras que danzan con la locura. Cada pincelada es un grito desgarrado, un susurro de desesperanza que se pierde en el abismo del infinito. Mi corazón es un reloj roto que late con el ritmo de la enfermedad, mientras la luna me mira con ojos de piedra. Las estrellas son lágrimas de diamante que caen del cielo, cada una un recuerdo de mi agonía. Soy un río de colores que se desborda en la oscuridad, llevando consigo la carga de mi dolor. La noche estrellada es mi cementerio, donde entierro mis sueños y mis esperanzas. En este universo de espejos rotos, reflejos de mi alma se deslizan como serpientes de fuego que me consumen. Cada estrella es un ojo que me acusa, cada sombra un abismo que me llama. Mi pincel es una varita mágica que conjura la belleza del caos, pero también la desesperanza que me devora. La noche es mi tela de araña, donde cada hilo es un susurro de la eternidad que se me escapa. Soy un hombre poseído por la noche, un e...